Bajo la bandera de la moderación hoy es aceptable cambiar totalmente de ideas políticas o negar apoyo a quienes intentan transformar de fondo el estado de las cosas. Porque la vía del moderado no es la radical.
Todos los días los medios de comunicación se encargan de señalar a los enemigos del sistema como radicales y de potenciar el miedo al cambio. Desde luego, la vía del moderado no puede ser otra que la “institucional”, aunque esas instituciones no tengan credibilidad o esté en duda su certeza.
De esa manera el social conformismo se ha adueñado de los metarrelatos. El discurso dominante es el que refiere que se ha avanzado tanto, y en tantos rubros, durante los últimos años que ese es el camino a seguir, y no hacerlo es volver a un pasado de ingrata memoria.
Quienes así lo creen ya no pueden razonar de otra manera: ese es el cuadro que enmarca su percepción.
Ser moderado está de moda.
Lástima que nunca me ha gustado estar a la moda.
domingo, 17 de febrero de 2008
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